Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, CORRESPONDENCIAS MAROMERAS A.C.

Este colectivo y sus ejes de trabajo son resultado de años de investigación de la académica y etnofunambulista Charlotte Pescayre y tienen como objetivo la salvaguarda de la Maroma en su contexto festivo y comunitario, así como la creación de una base de cooperación entre las compañías de maromeros de diferentes estados de México.

Responden también a la necesidad y la voluntad de estas compañías de fortalecerse y generar una cooperación transregional, en la lógica de las “correspondencias” o apoyo mutuo, respondiendo al principio de reciprocidad de las culturas mesoamericanas.

Su origen se remonta a 2016, cuando el proyecto titulado Correspondencias Maromeras ganó los fondos concursables del Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (Crespial), bajo el auspicio de la Unesco.

En él participaron colectivos de maromeros nahuas, mixtecos, mixes y zapotecos, provenientes de Acatlán, Guerrero; Cuauhtinchán, Puebla; Santa Teresa Sochiapan, Veracruz, y Santa Ana Tlahuitoltepec y San Miguel Amatitlán, Oaxaca.

El proyecto consistió en una exposición fotográfica, tres Correspondencias Maromeras (intercambios transregionales) y culminó con la realización en 2018 del I Encuentro Nacional de Maromeros, en el cual convivieron más de cien maromeros de diferentes regiones y varias bandas de viento. A partir de él, se realizó una serie de reuniones con el fin de dar seguimiento a estos fructíferos intercambios y generar otras propuestas.

Para dar continuidad a las Correspondencias Maromeras, en abril de 2016 nació el Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, Correspondencias Maromeras, constituido legalmente como asociación civil en 2019 para fomentar la protección y preservación de la Maroma en su diversidad de estilos regionales (danza de maromeros, juego de Maroma y espectáculo de Maroma), tanto en su contexto festivo y comunitario, como en el respeto a la identidad de los grupos étnicos que la practican.

Desde entonces, este colectivo trabaja en crear nuevos intercambios y actividades, además de impulsar la participación y el diálogo entre los practicantes de la Maroma, una expresión festiva, ritual y social.